Protección Solar

Los efectos de la radiación solar en nuestra piel pueden ser irreparables, pero tomar el sol de manera adecuada mejora nuestra piel y nuestra calidad de vida, ya que interviene en procesos tan importantes como la creación de vitamina D.

La protección solar es un elemento imprescindible en el cuidado de la piel tanto por estética como por salud. La radiación solar resulta altamente peligrosa, no sólo en las pieles claras o de niños y bebes, si no también en adultos incluso con fototipos cutáneos oscuros. Encontrar un protector solar adecuado es un paso fundamental en nuestro cuidado diario ya que el sol es causante de quemaduras, envejecimiento de la piel, arrugas, manchas e incluso cáncer de piel.

No todas las pieles reaccionan de la misma forma bajo el sol, porque cada individuo tiene una fotosensibilidad propia, dependiendo de su fototipo. El fototipo es la calidad de la respuesta de una persona a los rayos del sol y es importante identificarlo para saber apropiadamente, cómo elegir el mejor protector solar.

Existen seis fototipos determinados en función del color de la piel, del color de cabello, de la presencia o no de pecas, de la susceptibilidad para sufrir quemaduras de sol o, por el contrario, de desarrollar un bronceado.

Mientras más claro sea el fototipo (el III, pero sobre todo II y I), se debe aplicar un producto de protección más elevada.

Se denomina protectores solares o fotoprotectores a todos aquellos productos (cremas, lociones, leches, etc.), que se aplican sobre la piel con el fin de protegerla de los efectos perjudiciales de las radiaciones solares ultravioleta A (UVA) y/o ultravioleta B (UVB). La protección es gracias a los filtros solares de su composición, capaces de frenar la acción de uno y/u otro tipo de radiación.

Los principales filtros solares son:

  • Los filtros físicos son aquellos que actúan como una pantalla reflectora del sol gracias a su composición. Generan una especie de escudo que hace que los rayos de sol reboten sobre la piel sin dañarla.

Son los filtros que más protegen. Además, cuentan con otra ventaja, la piel no los absorbe, evitando alergias.
Son de amplio espectro; retienen las radiaciones solares de la zona del ultravioleta y también las del visible y las del infrarrojo. En ocasiones se les denomina «ecran» (pantalla), y se utilizan para evitar tanto el eritema como el bronceado.
Especialmente recomendados para: bebes y niños muy pequeños, alérgicos a los protectores químicos, dermatitis, pieles con cicatrices y eritemas.

  • Los filtros químicos son los más extendidos en el mercado. Estos filtros, formulados a base de compuestos químicos, se activan mediante reacciones fotoquímicas cuando los fotones de los UVB, UVA e infrarrojos impactan sobre la piel. Al activarse, los absorben y los modifican para minimizar su impacto. Hay que destacar que su aplicación es más agradable, pues tienen una textura mucho más fluida e hidratante.

Es importante conocer bien tu piel para poder elegir el mejor protector solar. A grandes rasgos podemos decir que aquellas personas que tengan la piel sensible o hayan mostrado en alguna ocasión algún síntoma de reacción o alteración cutánea al exponerse al sol deben utilizar protectores solares con filtros físicos. No hay nada mejor que saber cuáles son las necesidades de tu piel y las características que presenta para poder elegir los mejores productos para cuidarla. 

SPF:

El SPF es uno de los factores más tenidos en cuenta a la hora de elegir un tipo de protector solar u otro.

El SPF (por sus siglas en inglés Sun Protection Factor, "Factor de protección solar") es la medida de la eficacia con la cual un protector solar protegerá la piel, a más alto el SPF mayor protección estará ofreciendo el protector solar en contra de los rayos UVB.

El SPF comparado frente a la cantidad de tiempo que tarda la piel en enrojecer cuando no se usa un protector solar, representa un índice que indica cuánto tardan los rayos UVB en penetrar y enrojecer la piel donde se aplica el protector solar. Cuando se usa un producto con SPF 50 por ejemplo, significa que la piel tarda en enrojecer 50 veces más que sin protector solar.

De esta forma:

  • SPF 50: Sin duda es el factor de protección solar más adecuado para todo tipo de pieles, se recomienda a todas las personas que van a estar expuestas al sol durante varias horas ya que la protección y seguridad que ofrece es ideal para evitar cualquier tipo de enfermedad que pueda surgir en la piel a causa de los diferentes rayos UVA y UVB. Es recomendable especialmente en bebés y personas con fototipo muy claro a las cuales les cuesta mucho broncearse. Este tipo de población tiene más peligro a contraer enfermedades dérmicas por lo que utilizar un SPF+50 es ideal para poder exponerse al sol.
  • SPF 20-30: Este rango de protección media suele ser adecuado para aquellas personas que después de haber empleado una protección solar de SPF mayor y hayan adquirido un bronceado medio pasen a utilizar la protección de factor 20-30.
  • SPF 15: Este tipo de SPF es ideal para personas que tengan un tono muy moreno de piel o para aquellos que ya tengan un tono de bronceado bastante avanzado.

Texturas y formatos de protectores solares:

  • Crema: Su textura es la adecuada para pieles secas, ya que tiene una composición más enriquecida. Las puedes encontrar con o sin color.

  • Emulsión: Tiene una textura más ligera y menos untuosa. Se ajusta muy bien a las necesidades de las pieles mixtas y grasas y también las puedes encontrar con o sin color.

 

  • Gel: Es muy ligero y aporta una sensación de frescor muy agradable. Además, se extiende muy bien. Se absorbe rápidamente y no aporta grasa a la piel. Son adecuadas para pieles mixtas, grasas o con tendencia acneica. Así como en deportes activos al aire libre.

  • Barra/Stick: Ideal para cubrir aquellas zonas más delicadas de la piel como labios, mejillas, orejas y nariz. Así como cicatrices y aplicaciones en zonas delicadas. Se recomienda para pieles de normal a grasa y sensibles.

  • Maquillajes compactos: Son protectores solares y maquillajes compactos, 2 en 1. Generalmente tienen texturas muy cubrientes, adecuados para pieles normales a secas, salvo los productos específicos oil free (libres de grasa), que pueden usarse también en pieles mixtas. Su alta capacidad cobertura permite proteger las pieles muy dañadas (tras peelings químicos, dermoabrasiones, con cicatrices…) o incluso las muy pigmentadas (melasma, cloasma…).

  • Aceite: Este formato es muy adecuado para el uso corporal, no para la cara. Deja un sutil brillo satinado sobre la piel, embelleciéndola y protegiéndola. Existen incluso para protección muy alta. También es muy útil con el ejercicio físico, y más fácil de aplicar en pieles velludas.




  • Leche protectora: Este tipo de protector también tiene una textura suave y fácil de aplicar, aunque su uso solo se recomienda a nivel corporal. Se absorben rápidamente y son muy agradables en las pieles normales, o incluso grasas.




  • Spray y bruma protectora: Se aplican con dispositivos especiales que dispersan el contenido de forma muy ligera. Por su rapidez en la aplicación, es el tipo de protector solar más aconsejable para niños. Existen incluso en texturas gel transparente, muy adecuadas para zonas con vello. Las texturas en gel transparente también son muy adecuadas para utilizarlas mientras se realiza alguna actividad deportiva. Este producto refresca tu piel. Es ideal para pieles sensibles y grasas.

Consejos:

Tan importante como elegir el protector solar adecuado es aplicarlo correctamente:

  • Póntelo antes de salir de casa: Es importante que te apliques el protector solar, al menos 30 minutos antes de la exposición, pues es el tiempo que tardan los filtros químicos en actuar (entre 20 y 30 minutos). Así que lo mejor es ponerlo en casa, antes de salir hacia la piscina o la playa.
  • En cantidad: Para estar totalmente protegido, cubre toda la superficie del cuerpo con la crema de forma generosa.
  • Extiéndelo de manera uniforme: Aplicar el protector de manera generosa implica que también lo tienes que extender de manera uniforme por todo tu cuerpo. Prestando especial atención a las “zonas olvidadas”, como son las orejas, la nuca, el dorso de la mano, inglés, corvas y especialmente los pies.
  • Protégete con frecuencia: No te olvides de renovar la aplicación cada 2 horas aproximadamente, o incluso menos si te has bañado y/o has sudado.
  • Evite la exposición solar en las horas centrales del día: Los rayos UV son más fuertes entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde. Tenga especial cuidado con la exposición al sol durante esas horas.
  • Aproveche las sombras: Póngase a la sombra cuando los rayos UV sean más intensos, pero no olvide que los árboles, sombrillas, o toldos no protegen totalmente frente a la radiación solar.
  • Use ropa que le proteja: Un sombrero adecuado debe proteger debidamente los ojos, las orejas, la cara y la parte posterior del cuello. Las gafas de sol con un índice de protección del 99-100% frente a los rayos UVA y UVB reducen considerablemente los daños oculares debidos a la radiación solar. Las prendas de vestir holgadas y de tejido tupido que cubran la mayor parte de la superficie corporal posible también protegen frente al sol.
  • Utilice el protector solar incluso en días nublados: Las radiaciones UV atraviesan las nubes y se reflejan en el agua, arena, hierba y nieve.
  • Elija un protector solar adecuado para cada tipo de piel o zona corporal (crema, spray, leche o gel) teniendo en cuenta el fototipo, la edad y las circunstancias de la exposición solar.
  • Evite las lámparas y las camas bronceadoras: Aumentan el riesgo de cáncer de piel y pueden dañar los ojos si no se usa protección.
  • Proteja a los niños: Los niños son más vulnerables a los riesgos ambientales que los adultos. Cuando estén al aire libre, hay que protegerlos de la exposición a los rayos UV. Los bebes deben permanecer siempre a la sombra.
  • Revisar su piel con regularidad para detectar cambios en el tamaño, la forma, el color o la textura de sus marcas de nacimiento, lunares y manchas. Esos cambios pueden ser un signo de cáncer en la piel.
  • Bebe abundante agua.

Además del uso de un buen fotoprotector es indispensable que se realicen rutinas de limpieza e hidratación diaria así como realizar algo de ejercicio, tener buenos hábitos, como una dieta equilibrada y huir del sedentario puede repercutir en la mejora de la salud de nuestra dermis.

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