Ojo seco

La enfermedad o síndrome de ojo seco (SOS) es una patología inflamatoria cada vez más frecuente en la población. Es una dolencia crónica y multifactorial en la cual una detección precoz ayudará al paciente a minimizar la sintomatología y reducirá de este modo el daño que se produzca en la superficie ocular. 

Afecta en torno a un tercio de la población, frecuencia que aumenta con la edad: a los mayores de 45 años afecta a dos tercios de población y hasta a un 80% en mayores de 60 años. Afecta más a mujeres que a hombres, proporción que llega a más del doble a partir de los 50 años. 

CAUSAS:

Los ojos secos son el resultado de una variedad de causas que alteran la película lagrimal sana. La película lagrimal tiene tres capas: lipídica, acuosa y mucínica. Esta combinación mantiene la superficie de los ojos lubricada, lisa y limpia. Si cualquiera de estas capas tiene alteraciones, puede producirse la sequedad ocular.

Las causas de la disfunción de la película lagrimal son muchas, e incluyen cambios hormonales, enfermedades autoinmunitarias, inflamación de las glándulas sebáceas en el párpado o enfermedades oculares alérgicas. Para algunas personas, la causa de los ojos secos es la disminución en la producción de lágrimas o el aumento de la evaporación de las mismas.

Otras causas comunes de sequedad ocular son: ambiente seco (agravado por el viento o aire acondicionado), exposición al sol, tabaquismo o ser fumador pasivo, medicamentos para el resfriado o las alergias, debido a la sequedad de las mucosas, uso de lentes de contacto, calor o quemaduras químicas, cirugía previa del ojo, uso de otros medicamentos oculares o un trastorno autoinmunitario poco común en el que las glándulas que producen las lágrimas son destruidas (síndrome de Sjögren).

SINTOMAS:

- Visión borrosa.

- Ardor, picazón o enrojecimiento en el ojo.

- Sensación arenosa o abrasiva en los ojos.

- Malestar al realizar tareas cotidianas como la lectura, conducción o fijar la mirada en una pantalla de televisión, así como por la intolerancia a las lentes de contacto.

- También se puede notar visión borrosa o excesiva sensibilidad a la luz.

- Pesadez en los párpados.

- Fotofobia (hipersensibilidad a la luz).

- Fatiga visual.

- Ojos llorosos (ya que la sequedad de la superficie del ojo sobreestimula la producción del componente acuoso de las lágrimas como mecanismo de protección).

- El ojo seco también produce inflamación y dolor. 

TIPOS:

El ojo seco podemos clasificarlo en acuodeficiente y evaporativo, siendo este último mayoritario, aproximadamente un 20% en el primer caso y alrededor de un 80% de los pacientes presentan el segundo tipo, aunque la mayor parte de las veces nos encontramos con tipología mixta. Como su nombre indica, el ojo seco acuodeficiente es aquel en el que la capa acuosa está disminuida. Y el ojo seco evaporativo es aquel en el que la lágrima se evapora rápidamente.

En cualquiera de las situaciones nos encontramos con una lágrima hiperosmolar, es decir, una lágrima con menor contenido acuoso y, por lo tanto, una lágrima en la que la concentración de electrolitos está aumentada. 

Una vez hemos descrito lo anterior, es lógico pensar que el tratamiento para SOS ha de orientarse a recuperar la homeostasis de la lágrima, de modo que debemos hacer hincapié en la necesidad de minimizar aquellos factores de riesgo que contribuyen a empeorar la patología. 

TRATAMIENTO:

El tratamiento más eficaz, consiste en la combinación de una buena higiene ocular mediante toallitas oculares, uso de lágrimas artificiales (las cuales persiguen, por tanto, aumentar la estabilidad de la película lagrimal, reducir el estrés que se haya producido en la superficie ocular, mejorar la sensibilidad al contraste y la calidad óptica de la córnea y ser capaces de mejorar la calidad de vida del paciente) y un aumento del consumo de ácidos grasos omega-3 y 6 para mejorar la secreción lagrimal.

Las toallitas oculares ayudan a la correcta lubricación, disminuyen la inflamación ocular y mejoran la absorción de la lágrima artificial, y sobre todo en los casos de disfunción de la glándula de Meibomio, que al bloquearse impiden que estas segreguen suficiente aceite en las lágrimas provocando que la película lagrimal en la superficie del ojo se evapore demasiado rápido.

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Las lágrimas artificiales pueden ser colirios, perfectos para uso diurno, o geles/pomadas, más recomendos para uso nocturno. Actualmente la  mayoría de los lubricantes oculares contienen ácido hialurónico, sustancias que mantiene la viscosidad ocular aumentando la permanencia de la lágrima. Es un compuesto muy parecido a la lágrima humana, aumenta el tiempo de lubricación debido a su gran capacidad de retención de agua y protege la córnea con propiedades antioxidantes y cicatrizantes.

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Existe un cuestionario validado y consensuado que establece la clasificación del  SOS según su sintomatología: el test OSDI (Ocular Surface Disease Index). Es una prueba que consta de 12 ítems. Con los cinco primeros valoramos síntomas oculares, con los cuatro siguientes valoramos la función visual y con los tres últimos los factores ambientales:

 

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